jueves, 23 de diciembre de 2010

Cerca de mil días por el mundo sobre una BMW F 650 GS Dakar


El rider estadounidense Allan Karl dejó su vida cotidiana a un lado y emprendió un viaje alrededor del mundo que le tuvo 847 días sobre una BMW F 650 GS Dakar. Ahora, se dedica a relatar su experiencia en conferencias y pronto se publicaran dos libros, uno en el que recoge su travesía y otro con las recetas aprendidas durante su periplo.
Se rompió la pierna durante el viaje y, siete meses después, lo retomó
Allan Karl comenzó un viaje por el mundo que le llevaría a recorrer todo el continente americano, África y Europa, para, finalmente, alcanzar Oriente Próximo. Pero cuando llevaba seis meses de aventura, el sueño llegó a su fin. Mientras pilotaba su BMW F 650 GS Dakar a través de un barrizal en la cordillera de los Andes bolivianos, a más de 4.500 metros de altura, sufrió una caída que le obligó a abandonar. “Había llovido muchísimo durante días. La moto se resbaló por ese motivo y no sé cómo, acabó encima de mi pierna. El resultado, la pierna fracturada”, explicó el rider. Dieciocho horas y tres viajes en avión después, Allan estaba de vuelta en California sometiéndose a una recuperación que duró cerca de siete meses.
El estadounidense estuvo más de dos años preparando la aventura. Además, había vendido casi todo lo que poseía para costeársela, por ello renunciar al viaje no era una opción. Comenzar de nuevo con la BMW F 650 GS Dakar tampoco fue tarea fácil, como reconoció el mismo: “Estaba muerto de miedo, aun así lo hice. La carretera que une las ciudades bolivianas de Sucre y Santa Cruz fue el primer desafío. En la primera hora y media de viaje fue todo perfecto, pero luego el trazado se llenó de barro, arena y gravilla y llegué a un río sin puente. Mi primera reacción fue pensar que no podía hacerlo”. Pero Allan, todo coraje y valentía, cruzó el río y completo su viaje después de 847 días.
El idioma fue otro de los desafíos que tuvo que superar el norteamericano, pero “cuando viajas tú solo es importante interactuar con la gente local”, comentó Allan, añadiendo que “en Sudamérica conseguí hacerme con el español y comunicarme, pero cuando llegué a Brasil, donde hablan portugués, tuve que darle al botón de reset y empezar de nuevo. Me sentí como un niño”. Más difícil aún fue conseguir los visados en algunos países. En Siria, por ejemplo, fue retenido 24 horas hasta que le permitieron pasar la frontera.
Actualmente, Allan Karl recorre Estados Unidos dando conferencias sobre su aventura. El próximo año saldrá su primer libro, ‘Tasting Adventure’, en el que recoge las recetas aprendidas durante su viaje por el mundo, al que le seguirá ‘From the boardroom to Bolivia and Beyong’. (Más: Worldrider.com).

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