viernes, 31 de diciembre de 2010

Compra una F 650 GS y lo deja todo para cumplir sus sueños


El rider londinense Graham Style abandonó su trabajo y vendió su casa para comprarse una moto y viajar por toda América tras verse consumido por la rutina. Así es como se hizo con una BMW F 650 GS, comenzó un curso para aprender nociones de mecánica y se fue a Estados Unidos para comenzar su travesía.
Antes de iniciar su travesía no tenía moto ni nociones de pilotaje extremo
Graham Style dejó su trabajo y vendió su casa para embarcarse en la aventura de su vida: recorrer el continente americano de norte a sur en motocicleta. Cuando decidió hacer su sueño realidad, Style no era propietario de una moto ni tenía nociones avanzadas de conducción. “En Londres yo tenía una vida normal. Estuve trabajando casi diez años para diferentes agencias de publicidad y medios de comunicación. A medida que el tiempo pasaba, las responsabilidades aumentaban y la constante presión repercutía en mi estado físico y en mi sueño. Fue en ese momento cuando tuve un deseo inmenso de viajar”, explicó el rider.
GStyle se compró entonces una BMW F 650 GS y se apuntó a un curso de mantenimiento mecánico. “Cuando estaba en clase, conocí a una mujer de 50 años. Dos semanas después, al pasar los exámenes correspondientes, voló a California, se compró una moto y viajó hasta Argentina sobre ella. Aquella mujer no sabía más que yo sobre la asistencia de una montura, pero tenía un sueño. Así que si ella pudo, yo también”, declaró el inglés. El rider voló a Estados Unidos, donde comenzó su travesía, y durante todo ese tiempo documentó sus periplos a través de Facebook, Twitter y Youtube.
GTony Jakeman, director de Marketing de BMW Motorrad en Reino Unido, ha declarado que es “fantástico saber que hay hombres y mujeres capaces de dejar atrás la sociedad para hacer realidad sus sueños. Estoy expectante de poder oír más historias de Graham”. (Más información: Bigearth.com).

jueves, 23 de diciembre de 2010

De Madrid a Estambul pasando por Italia y Grecia


Juan J. Recio nos relata su viaje a Estambul, la ciudad de los contrastes, junto a su inseparable compañero de peripecias Jesús Blanco. Conduciendo sendas BMW 1150 GS, ambos riders salieron de Madrid dirección Barcelona donde esperaba el ferry que les llevaría a la mágica ciudad turca y, por qué no, disfrutar también de Italia y Grecia antes de alcanzar su destino.
Y en frente, Estambul
Son las 5:30 de la mañana y acaba de sonar el despertador. Pero esta vez, y al contrario de otros días laborables, cuando voy a coger la moto no me espera la oficina. La BMW R 1150 GS está cargada hasta los topes y en pocos minutos me aguarda mi compañero de viaje, Jesús Blanco, y su impresionante R 1150 GS Adventure. “¡Vamos allá Blanco!”, le grito al llegar al punto de encuentro. “¡Vamos Recio!”, me responde, y antes de arrancar su moto me pregunta: -¿Qué tienen los viajes en moto que enganchan tanto?-, – no lo sé Blanco pero creo que es algo que no tiene explicación. ¿A quién le explicarías que acabamos de dejar a nuestras respectivas esposas (Natalia y Raquel), a una niña de poco más de un mes en tu caso (Aitana) y yo a mi hijo de 14 meses (Juanito)? ¡Venga! ponte el casco y vámonos, que cuando seas viejo te gustará contar nuestro viaje a las puertas de Asia a los hijos de Aitana-.

A las 13:30 ya estamos en Barcelona para coger el ferry que nos llevará hasta Civitavecchia (Italia). Nos quedan unas cuantas horas para embarcar y hemos quedado para comer con Carles y Santi, unos buenos traileros de la ciudad condal y amantes también de los grandes viajes en moto. Tras la comida nos dirigimos al puerto donde coincidimos con otros moteros de Manresa. Por fin, y con un retraso de más de una hora, suena la sirena del ferry.
A las 16:30 del día siguiente, nuestros neumáticos ya están besando suelo italiano y nos dirigimos rápidamente dirección Bari. Lo de rápidamente es un decir, porque los italianos nos hacen unas pasadas que parecen levantar las pegatinas que llevamos en las maletas. Llegamos a Bari tan tarde que al abandonar la autopista no hay nadie para cobrarnos el peaje. Tras comprobar que nos toca pagar 25 euros por moto, decidimos salir los dos al unísono una vez pagamos en la máquina el importe por una de las motos. Con los nervios propios del delincuente principiante no logro arrancarla. La risa nerviosa y contagiosa se apodera de nosotros y por fin ruge el bóxer, tiro de embrague y salgo a toda pastilla llegando a Bari impregnado del inconfundible aroma a embrague quemado. Al final, y tras una hora de estar dando vueltas por la ciudad buscando un hotel, vemos una comisaría y preguntamos a los carabineris. Uno de los agentes sale de la cabina y nos hace un gesto de que esperemos. Esperamos cinco minutos y sale una patrulla haciéndonos un gesto de que los sigamos. Lo que son las cosas, en una hora hemos pasado de ser pequeños delincuentes a ser escoltados por los carabineris. Amablemente nos llevan hasta un buen hotel y nos recomiendan no dejar las motos en la calle.

Dormimos fenomenal y tras desayunar fuerte nos dirigimos al puerto de Bari para coger el ferry que nos llevará en 9 horas y media hasta la costa Griega, concretamente a Igoumenitsa. Aprovechamos para tomar un poco el sol, probar el afamado yogur griego, degustar una buena comida en un excelente restaurante del barco y ver como unos americanos suicidas achicharraban sus pieles en cubierta. A las 22:30 -hora griega- llegamos a Igoumenitsa y buscamos un camping donde poder pasar la noche. A la mañana siguiente, montamos nuevamente todos los bártulos y nos dirigimos hacia Kavala atravesando el mítico Katara Pass y los famosos monasterios de Meteora. La ruta es espectacular con más de 1.000 curvas y frenadas. Atravesamos el Katara Pass con 50 cm de nieve a ambos lados de la carretera y, finalmente, disfrutamos de lo lindo contemplando el paisaje de Meteora y los monasterios suspendidos en el aire. Nuestro siguiente destino antes de llegar a Kavala es el archiconocido Monte Olimpo pero esta vez los dioses del Olimpo no están de nuestra parte y las nubes no nos dejan ver la majestuosa cima.

Amanece en Kavala, una ciudad preciosa junto al mar, limpia y moderna, donde parece existir culto por la motocicleta ya que una de las calles principales está llena de concesionarios de motos de todas las marcas. Nuestro objetivo para ese nuevo día es llegar a la legendaria ciudad de Estambul. Atrás dejamos las buenas autopistas griegas y afrontamos con inquietud el paso de la frontera turca. Bueno pues allí estamos los dos y tenemos en frente el primer puesto fronterizo. Para pagar el visado tenemos que ir al edificio de enfrente y pagar 10 euros. Venga ya tenemos el visado. Y ahora diríjanse con sus motos al otro puesto que está a unos 200 metros más adelante… Total, cuatro puestos donde revisan lo revisado y más de una hora y media para pasar la frontera.
Una foto con el ‘Welcome to Turkey’ y afrontamos una autopista totalmente atípica con badenes, semáforos y perros hacia Estambul. Nos sumergimos en el caótico tráfico de la ciudad de Estambul y tardamos más de tres horas en encontrar el hotel mientras la temperatura de mi moto roza la zona roja.Nnos metemos en una calle estrecha y de repente vemos que viene un camión marcha atrás a toda pastilla. Jesús encuentra un hueco pero yo no tengo escapatoria. Me pongo a pitar como loco pero el camión no para, paso a gritar para que me echen una mano algunos de los comerciantes pero nadie hace nada. Menos mal que al final un comerciante quita parte de sus enseres de la acera y logro meterme y tumbar la moto al máximo para que pase el camión. Tras el susto seguimos buscando el hotel pero de repente no veo a Jesús. Por fin logro verle y se me ponen los pelos de punta: está encajado entre dos autobuses que han pasado sin contemplaciones rozando sus maletas.
Al final llegamos sanos y salvos al hotel y decidimos de forma unánime dejar las motos en un parking al lado del hotel. Tras la merecida y reconfortante ducha, cogemos las cámaras de fotos y nos dirigimos a Santa Sofía y a la Mezquita Azul. Impresionantes ambas, cuesta elegir cuál de las dos es más bonita. Allí conocemos a unos comerciantes que amablemente nos invitan a tomar té a una de sus tiendas de alfombras y, aunque les dejamos bien claro que no compraríamos ninguna, acabamos en la tienda (ocurre igual que cuando vas a Marruecos, pero aquí insisten de forma más elegante). Desde allí, nos vamos a cenar a un chiringuito regentado por una familia turca muy simpática que acabamos tomando como centro habitual de avituallamiento durante nuestra estancia en Estambul. Después de un vaso de leche en una cafetería nos vamos a dormir. A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano y visitamos la Basílica de la Cisterna, una basílica llena de agua. Posteriormente visitamos la Mezquita Azul descalzos como es obligatorio y subimos nuevamente al hotel ya que por la tarde nos espera un crucero por el Bósforo. Posteriormente fuimos al Gran Bazar y, para terminar el día, volvemos a nuestro restaurante favorito y hablamos con un musulmán sobre religión.
Un nuevo día nos espera y nuestro propósito es abandonar Estambul, atravesar la frontera turca y dormir en Grecia. Amanece lloviendo con bastante fuerza y al tener tan poca visibilidad no cogemos la dirección correcta. Cuando nos queremos dar cuenta llevamos 200 kilómetros y estamos a tres kilómetros de la frontera con Bulgaria. Tenemos que bajar por territorio turco en paralelo con la frontera con Grecia hasta que encontramos nuevamente la frontera correcta donde otra vez nos esperaban las cuatro cabinas, revisar lo revisado y una hora para entrar en territorio Griego. Proseguimos nuestro viaje por las perfectamente asfaltadas autopistas griegas, gratuitas para las motos, y nos desviamos para dormir en Kozani, un pueblecito rodeado de montañas y donde hace bastante frío.
Al día siguiente, nos dirigimos al rincón más escondido de Grecia, Zagoria, y disfrutamos de unos buenos paisajes y carreteras retorcidas con un asfalto bastante malo hasta llegar a Igoumenitsa, donde esa misma noche cogemos el barco dirección a Italia. Esa noche no tenemos reservado camarote y nos toca dormir en las alfombras del bar del barco. El barco llegó a Bari a las 8:30, aprovechamos para salir los primeros y coger rápidamente la autopista dirección Nápoles y luego Roma. Al llegar, unos moteros italianos con su Ducati, nos guiaron hasta el Coliseo y aprovechamos para ver el resto de la ciudad. Desde allí nos dirigimos a Civitavecchia para embarcar dirección Barcelona. En el barco coincidimos con muchísimos amantes de los viajes en moto y pasamos un rato muy agradable en cubierta disfrutando del sol y de la buena música.
Al día siguiente llegamos sobre las 15:30 a Barcelona y afrontamos con tranquilidad los últimos 650 kilómetros que nos quedan hasta llegar a nuestros hogares en Madrid, mientras en nuestra cabeza resuena una y otra vez la canción del pirata de José de Espronceda, cambiaba un poco la letra: “La luna en el mar riela en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul; y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul. Que es mi moto mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, viajar”

Desafío Tombuctú: tres semanas y 7.000 kilómetros por África


Ya está en marcha el Desafío Tombuctú, un viaje de tres semanas que llevará al rider Dave Alexander y a 22 pilotos más a recorrer 7.000 kilómetros del continente africano hasta alcanzar la ciudad de Tombuctú (Mali). La aventura también servirá para recaudar fondos contra el IBD, un grupo de enfermedades que afecta a un cuarto de millón de británicos al año.
Los empleados de BMW Motorrad también disfrutan de las motos bávaras
Resulta estimulante que los empleados de BMW Motorrad disfruten de las motos de la marca bávara y de la libertad que ofrecen. Dave Alexander, uno de los máximos responsables de la firma alemana en Gran Bretaña, participó en dos citas del Heroes Legend Paris-Dakar a los mandos de su R 80 G/S de 1994, que ya tiene 200.000 kilómetros. Dentro de poco se sumergirá en una nueva aventura de 7.000 kilómetros a través del continente africano que le llevará hasta Tombuctú (Mali). Dave hará el periplo para recaudar fondos para la causa del Crohn’s and Colitis, una organización que mejora las condiciones de vida de las personas que sufren el IBD, nombre de un conjunto de enfermedades que afectan al colon y al intestino delgado y que padecen más de 250.000 británicos al año.
Las instalaciones de BMW Motorrad Reino Unido serán el punto de partida del Desafío Tombuctú. Desde ahí, Dave se dirigirá hasta Barcelona, donde se reunirá con el resto de riders, 22 en total, y uno más contando con él, entre los que se encuentran el especialista en rallyes Bert Duursma y el piloto del Dakar Frans Verhoeven. En la ciudad condal los participantes cogerán un ferry hasta Tánger (Marruecos). Ahí dará comienzo la ruta marroquí, que les llevará a lugares como Merzouga, Zagora, el valle del Draa, Ouazarzate, Marrakech y Agadir. Tras recorrer de norte a sur el país, pasarán por la zona del Sahara occidental hasta Mauritania y de ahí a Mali, para, posteriormente, alcanzar Tombuctú.
Para este periplo de tres semanas, Dave dejará en casa su mítica BMW de 1994 y utilizará una R 1200 GS Adventure de 2010 facilitada por la marca bávara. “Fue imposible rechazar la nueva GS Adventure, más si tengo en cuenta que el viaje es largo y complicado”, decía entusiasmado. “Tombuctú es un lugar mítico y soñado. Sin duda éste va a ser un gran viaje para tachar de mi lista de pendientes”. (Más información: Timbuktu-challenge.com).

Cerca de mil días por el mundo sobre una BMW F 650 GS Dakar


El rider estadounidense Allan Karl dejó su vida cotidiana a un lado y emprendió un viaje alrededor del mundo que le tuvo 847 días sobre una BMW F 650 GS Dakar. Ahora, se dedica a relatar su experiencia en conferencias y pronto se publicaran dos libros, uno en el que recoge su travesía y otro con las recetas aprendidas durante su periplo.
Se rompió la pierna durante el viaje y, siete meses después, lo retomó
Allan Karl comenzó un viaje por el mundo que le llevaría a recorrer todo el continente americano, África y Europa, para, finalmente, alcanzar Oriente Próximo. Pero cuando llevaba seis meses de aventura, el sueño llegó a su fin. Mientras pilotaba su BMW F 650 GS Dakar a través de un barrizal en la cordillera de los Andes bolivianos, a más de 4.500 metros de altura, sufrió una caída que le obligó a abandonar. “Había llovido muchísimo durante días. La moto se resbaló por ese motivo y no sé cómo, acabó encima de mi pierna. El resultado, la pierna fracturada”, explicó el rider. Dieciocho horas y tres viajes en avión después, Allan estaba de vuelta en California sometiéndose a una recuperación que duró cerca de siete meses.
El estadounidense estuvo más de dos años preparando la aventura. Además, había vendido casi todo lo que poseía para costeársela, por ello renunciar al viaje no era una opción. Comenzar de nuevo con la BMW F 650 GS Dakar tampoco fue tarea fácil, como reconoció el mismo: “Estaba muerto de miedo, aun así lo hice. La carretera que une las ciudades bolivianas de Sucre y Santa Cruz fue el primer desafío. En la primera hora y media de viaje fue todo perfecto, pero luego el trazado se llenó de barro, arena y gravilla y llegué a un río sin puente. Mi primera reacción fue pensar que no podía hacerlo”. Pero Allan, todo coraje y valentía, cruzó el río y completo su viaje después de 847 días.
El idioma fue otro de los desafíos que tuvo que superar el norteamericano, pero “cuando viajas tú solo es importante interactuar con la gente local”, comentó Allan, añadiendo que “en Sudamérica conseguí hacerme con el español y comunicarme, pero cuando llegué a Brasil, donde hablan portugués, tuve que darle al botón de reset y empezar de nuevo. Me sentí como un niño”. Más difícil aún fue conseguir los visados en algunos países. En Siria, por ejemplo, fue retenido 24 horas hasta que le permitieron pasar la frontera.
Actualmente, Allan Karl recorre Estados Unidos dando conferencias sobre su aventura. El próximo año saldrá su primer libro, ‘Tasting Adventure’, en el que recoge las recetas aprendidas durante su viaje por el mundo, al que le seguirá ‘From the boardroom to Bolivia and Beyong’. (Más: Worldrider.com).

jueves, 16 de diciembre de 2010

Los hermanos Pyle recorren China sobre dos F 800 GS para estar juntos


Los hermanos Ryan y Colin Pyle han hecho un viaje de más de 17.000 kilómetros por China, Mongolia y el Tíbet a los mandos de sendas BMW F 800 GS. Los riders canadienses llevaron a cabo esta aventura para estar juntos, dado que uno vive en Toronto (Canadá) y el otro en China desde hace una década.
El viaje sirvió para recaudar fondos para una organización benéfica
Ryan y Colin Pyle coinciden en que sólo necesitaron una conversación de poco más de cinco minutos para embarcarse juntos en una ambiciosa aventura de 17.674 kilómetros a través de China y las remotas tierras de Mongolia y el Tíbet. Con el fin de poder costearse el viaje, Colin dejó inmediatamente su trabajo y vendió su casa en Toronto. En propias palabras del rider: “Era el momento de hacer algo épico”. Su hermano se trasladó hace diez años a vivir a China y es buen conocedor de sus enigmáticos parajes y sus extraordinarias rutas. “Quería compartir con Colin mi amor por China. Toda su diversidad y su belleza. Además, desde que terminamos el instituto no habíamos tenido muchas oportunidades de estar juntos. El viaje fue la excusa perfecta para disfrutar el uno del otro ya como adultos”, explicó Ryan. Los Pyle aprovecharon la aventura para recaudar fondos para la fundación internacional SEVA, que ayuda a mejorar la salud de las personas que viven en situación de extrema pobreza en todo el mundo.
Experiencia asiática sobre dos ruedas
Colin llegó a Shanghai seis días antes de comenzar la travesía, reuniéndose con Ryan. Desde allí ambos partieron a los mandos de dos BMW F 800 GS idénticas hacia la zona más septentrional de la costa este, la que limita con Corea del Norte, para, posteriormente, pilotar hacia el oeste en dirección a Mongolia. Allí tomaron la famosa ruta de la seda hasta Jiayuguan, visitando la gran muralla china. Tras una parada en Hami, viajaron a lo largo de la cordillera de Tian Shan hasta alcanzar Kashgar desde donde tomaron la carretera de Karakoram, que hace frontera con Pakistán. El viaje continuó por la carretera de Aksai Chin, con una altitud de 4.500 metros por encima del nivel de mar, hasta llegar al monte Kailash, un lugar sagrado para los tibetanos y los hindúes. La siguiente etapa les llevó hasta la capital tibetana, Lhasa, donde permanecieron unos días. Tras un merecido descanso, volvieron a la ruta sobre sus respectivas BMW para atravesar el sur de China, un trayecto que les llevó por multitud de localidades: Lijiang, Guizhou, Yangshuo, Dongguan y Yongding. La última parada del recorrido llevó a los hermanos hasta Hangzhou, para posteriormente volver a Shanghai, meta final del periplo chino.
F 800 GS: “La moto perfecta”
Finalizada su aventura, los Pyle se mostraron encantados con el comportamiento de las GS: “Es la moto perfecta para recorrer China por su reducido peso, su versatilidad, su potencia y su rendimiento off road. Por eso decidimos adquirir estos dos modelos fiables y de calidad”, comentó Colin. Ryan, por su parte, describió las difíciles condiciones a las que se tuvieron que enfrentar: “China es un país muy extenso y tiene unas variaciones térmicas muy extremas entre zonas. Es muy duro pilotar una distancia de sólo cien kilómetros y experimentar durante ese recorrido una diferencia de temperatura de hasta 20 grados, con máximas de 42, además de inundaciones, tormentas, etc.”. (Más información: Sevaorg.com y Mkride.com).

sábado, 11 de diciembre de 2010

Participa en el IX BMW Hummer-Raid Marruecos 2011


No te quedes sin participar en la novena edición del BMW Hummer-Raid Marruecos 2011, un raid amateur dirigido exclusivamente a propietarios de BMW con nociones de pilotaje off road. El raid, con cerca de 2.000 kilómetros de recorrido, se celebrará del 1 al 10 de abril de 2011 en Marruecos.
Las plazas son limitadas, no te quedes sin la tuya
El BMW Hummer-Raid Marruecos 2011 es un raid de diez días de duración dirigido a todos aquellos propietarios de una BMW trail-enduro que deseen participar y que posean cierto nivel de pilotaje off road.
La cita tendrá lugar del 1 al 10 de abril de 2011 en Marruecos, un país idóneo para disfrutar de una conducción extrema. Los participantes se enfrentarán a cerca de 2.000 kilómetros de travesía, fraccionados en diez etapas. En cada una se recorrerán entre 150 y 250 kilómetros de geografía marroquí, que se caracteriza por la diversidad de sus terrenos: desde inmensas llanuras, como las que ofrece el Plato de Rekam, hasta pistas arenosas o repletas de dunas, como en Erg Chebbi.
Cada jornada del BMW Hummer-Raid Marruecos 2011 comenzará con un copioso desayuno, tras el que se dará la salida a los participantes dispuestos en grupos, que ellos mismos elegirán. La seguridad se ha cuidado al extremo, por ello los riders estarán constantemente custodiados por dos vehículos del staff mientras ejecuten las etapas, uno abriendo el camino y otro cerrándolo. Además, serán los encargados de transportar de un lugar a otro el equipaje personal y los recambios de los pilotos.
Tras la parada obligada de la comida, la prueba continuará hasta alcanzar el destino final de la etapa. Al llegar la noche, se realizará el briefing en el que se detallará la ruta del día siguiente y se hará entrega del road book. La llegada de los riders tras la dura jornada al punto de encuentro se cuidará al detalle, al igual que el alojamiento, haciéndolo en las típicas kasbah y en campamentos en pleno desierto. Una auténtica aventura que no te puedes perder. Las plazas son limitadas. Más Información: BMWmotos.com