jueves, 10 de enero de 2013

Nuestras experiencias en Asia:Por Jose M. García (CulebraGS) y Pilar Moreno

En el momento de escribir esta crónica, los dos aventureros están en Katmandú y a punto de volar a Tailandia en pocos días. Antes conocieron varios países asiáticos de la antigua URSS, donde, en muchos de ellos, disfrutaron de la hospitalidad de las gentes y de bellísimos recorridos.

Invitaciones turcas

En el artículo del mes pasado nos quedábamos en Estambul, a las puertas de Asia. Turquía es un país enorme que, sin duda, da para muchos días. Nosotros lo cruzamos en catorce jornadas visitando Estambul, Pammukale, Capadoccia y Monte Nemrud. Volveremos en otra ocasión para recorrerlo como se merece. Impresionante la hospitalidad turca, con invitaciones constantes a té y a comida. Muy buena gente.

No sabemos en qué momento entramos en la zona kurda, pero las caras cambiaron: más seriedad, niños más agresivos, presencia militar, etc. No tuvimos ningún problema, pero la sensación era de ser no tan bien recibidos.

Irán: Hospitalidad y represión

El siguiente ‘megapaís’ en el recorrido era Irán, gran desconocido por el turismo. El choque cultural al cruzar la frontera es grande, con todas las mujeres en lugares públicos cubiertas por ley. Sus gentes también son todo hospitalidad, pero se nota que están muy reprimidas por los que mandan. Sobre todo, es la gente más joven la que rechaza tanta prohibición, ¡pero si hasta los perros están prohibidos!

En la frontera tuvimos que luchar, como en casi todas, con los que quieren ‘ayudar’ y luego te exigen dinero. Lo mejor es preguntar si son oficiales o si trabajan allí antes de entregar la documentación. Aun así, aquí era complicado, ya que algunos de ellos incluso acceden a las oficinas como si trabajaran allí. Acabé a empujones con uno cuando nos exigía 20 dólares por no haber hecho nada. Eso es una ‘buena’ entrada en un país.

Irán es el primer país que nos exigió Carné de Passage, documento de la moto, que es sellado a la entrada y a la salida y que garantiza que el vehículo no se vende en el país. Es importante asegurarse de que lo hacen correctamente, ya que para solicitar el Carné hay que dejar una cantidad de dinero en aval bancario en España y la única forma de recuperarlo es presentando el documento perfectamente sellado.

Para Pilar fue duro tener que cubrirse la cabeza y los brazos, más siendo verano. Durante los diez días que cruzamos el país, era Ramadán, lo que hizo un poco más dura (o auténtica, según se mire) nuestra visita. Asimismo, nos sorprendió que el coste de la gasolina era casi el doble para el extranjero y en muchos hoteles sucedía lo mismo. Aun así, viajar por Irán resultó bastante económico.

Recomendamos Esfahan y Yazd de nuestro recorrido, al igual que la ruta por el mar Caspio, que nos sorprendió por lo verde que estaba todo, aunque no es comparable con nuestras costas españolas. Allí, era curiosa la imagen de las mujeres bañándose completamente vestidas. Esperábamos mucho calor, pero al no ir a las zonas situadas más al sur, las desérticas, la temperatura nos respetó, pues no se superaron los 38º.

Turmenistán y Uzbekistán

Antes de abandonar el país, en Masshad conseguimos el único visado que teníamos pendiente de lograr, Turmenistán. Éste era de cinco días, pero nos sobraron tres. La poca amabilidad, la agresividad al volante y los 45º no invitaban a quedarse. Lo mejor, los encuentros con los camellos y las dunas a los lados de la carretera.

Las fronteras siempre son un gran ‘coñazo’, pasando, de media, cuatro horas para cruzar de un país a otro. En algunos casos, son auténticos ‘tocapelotas’. Lo mejor es la paciencia, aunque a veces cuesta mucho.

Uzbekistán nos recibió con gente mucho más amable y sonriente, no era difícil comparando con el país anterior. Bukhara y Samarcanda nos gustaron mucho. Las zonas turísticas de mezquitas, madrassas y bazares están muy cuidadas. Fue una sorpresa coincidir con muchos españoles por allí.

Ya teníamos las primeras noticias de que la Pamir Highway, en Tayikistán, estaba cerrada por una revuelta interna en la que había habido casi 50 muertos. Teníamos esperanzas de que se solucionara, pero al final no fue así, así que uno de los objetivos de este viaje tendrá que esperar para otra ocasión.

Tayikistán y Kirguistán

En Dushanbe (Tayikistán), estuvimos esperando noticias de Pamir y de los neumáticos Continental TKC que tenían que llegar desde España. Después de abonar 250 euros en Correos para que las ruedas llegaran en una semana, se quedaron retenidas en Moscú y, en el momento de escribir estas líneas, 90 días después, siguen allí. Por cierto, Correos España continúa dando evasivas por respuesta. Por suerte, unos alemanes con los que cruzamos China nos pudieron traer otras ruedas desde su país, solucionándonos un gran problema, ya que en Tayikistán no hay apenas motos ni, por lo tanto, gomas.

Sin opción de visitar Pamir, hicimos una ruta off road a una zona de lagos, Seven Lakes. Todavía no sé cómo pudimos subir hasta el último, situado a 2.700 metros. El caso es que con la BMW R 1200 GS Adventure, con equipaje y con las ruedas Continental Road Attack lo conseguimos. Espectacular lugar de acampada en el séptimo lago.

El último país de la antigua URSS en nuestro periplo por las ‘Stans’ fue Kirguistán. Desde Turmenistán hemos ido viendo cómo los ojos de la gente se van achinando, según nos acercábamos a China. Este país nos ha gustado mucho, es muy recomendable. En la zona norte se nota la cercanía de Kazajistán y se ve gente de aspecto más ruso.

La primera noche la pasamos en Osh. Quedaban varios días hasta que nos trajeran los neumáticos de tacos, así que decidimos visitar el país y volver a Osh antes de ir hacia China para cambiar por fin las ruedas y realizar operaciones de mantenimiento.

Los lagos de Kirguistán son bellísimos. El que más nos gustó fue Song Kul, que se encuentra a 3.100 metros. La subida la hicimos por el camino más corto, pero se fue complicando y Pilar tuvo que andar algunos tramos. En el lago acampamos un día y pasamos realmente mucho frío así que en la jornada siguiente dormimos en una yurta, cabañas típicas de esta región y Mongolia con forma circular donde viven familias que se dedican principalmente a la ganadería. Durante el segundo día, completamos el perímetro del lago.

El lago Issik Kul era mucho más grande, creo que el cuarto más profundo del mundo. Fuimos por su costa sur y volvimos hasta Karacol.

La vuelta a Osh fue una odisea, porque el neumático trasero de carretera llevaba 15.000 kilómetros, con mucho peso y transitando por muchas pistas. En un tramo sin asfaltar reventó con algo metálico. Lo reparamos varias veces, hasta le metimos una cámara de coche, ya que aquí no hay de motos, excepto en la capital. Hicimos 100 kilómetros a 60 km/h pero al final reventó la cámara. La solución, subir la moto a una furgoneta y llegar a la capital Bishkek.

Sólo necesitábamos una rueda para hacer los 700 kilómetros hasta Osh, donde nos esperaban nuestros Continental TKC recién traídos de Alemania. Una familia de moteros Kirguis nos ayudó, localizó a Dimitri, que tiene una R 1150 GS, y nos dejó un neumático para llegar hasta Osh. Esta familia nos alojó en su casa y nos lavó la ropa y la moto. De hecho, tuvimos que salir o reventábamos de comida. Auténtica hospitalidad. Buena gente que te encuentras por el mundo.

Allí tocaba preparar la moto para China, Pakistán, India y Nepal, neumáticos de tacos por fin puestos, aceites y filtros nuevos y listos para entrar en China. Cómo no podía ser de otra manera, ¡la moto y el equipamiento se están comportando perfectamente!

BMW K 1600 GT
Desde estas líneas, agradecemos a los patrocinadores principales, BMW Motorrad, Touratech y Continental, su colaboración en esta aventura y a todos los amigos, familia y gente que nos siguen en nuestro blog www.aventurasenmoto.com y en el perfil de Facebook Aventuras en Moto (es-es.facebook.com/AventurasEnMoto). A todos, ¡gracias por vuestro apoyo!
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