La periodista y aventurera, que busca ser la primera española en cruzar el mundo en moto, narra su travesía por los Estados Unidos hasta llegar a la frontera con Canadá. Encantada con su BMW F 650 GS, ha conocido varias ciudades (Los Ángeles, San Francisco, Seattle, etc) y muchos lugares únicos.
Hoy os escribo desde Canadá. Estoy en la ciudad de Vancouver esperando a cambiar la goma trasera de mi motocicleta. La Continental TKC80 está muy gastada tras más de 6.000 kilómetros por asfalto en su mayoría. En cuanto lo haga, saldré para cumplir una parte del viaje, llegar hasta Alaska.
El paso por Estados Unidos no fue según lo previsto, ya que cambié de costa en el último momento. Decidí que subir a Canadá por el Oeste era mucho mejor. Desde mi llegada a Los Ángeles todo ha ido sobre ruedas. En esta ciudad y paseando por Hollywood, conocí a Nick, un fotógrafo de ‘celebritis’ que me invitó a utilizar una amplia habitación en su casa con jardín. Conocí al Presidente del Club de Scooters de Beverly Hills, del que me hicieron socia honorífica. Mi BMW F 650 GS, Descubierta y yo, pudimos realizar una sesión de fotos al más puro estilo ‘hollywoodiense’, resultado que podéis ver sobre estas letras.

Hacia San Francisco
Los Ángeles dio mucho de sí y pude conocer gente fantástica, pero llegó la hora de salir hacia San Francisco. Por la carretera 1, que va pegadita a la costa y donde puedes parar para ver leones marinos, vistas increíbles desde elevados cortados y muchas, muchas motos. También tuve la oportunidad de ver un cóndor, cosa bastante extraña ya que están en peligro de extinción.
San Francisco es una ciudad bonita, con un tiempo cambiante a cada minuto y mucho, mucho viento. Me llamó la atención la cantidad de gente sin casa que deambula por las calles. Son invisibles y esto es algo raro, sobre todo para un europeo, bueno, al menos para un español. En nuestro país (que lo habrá) no se ve tanta gente en la calle en estas condiciones. Luego me daré cuenta de que es una tónica general en las ciudades de este país americano. El Golden Gate es un puente impresionante, increíble ver como aparece y desaparece al antojo de la densa niebla con la que esta ciudad amanece cada día.

Encantada con mi F 650 GS
Yosemite, Sequoya, Death Valley y Las Vegas. Kilómetro tras kilómetro, mi F 650 GS se sigue comportando como el primer día. Es la gran desconocida, nadie la miraba para hacer grandes viajes, todos pensaban que con el motor más pequeño no iba a poder resistir el peso y las miles de millas, pero ella aquí está conmigo, sin un problema mecánico tras 26.000 kilómetros. Y cada día me pide más, quiere seguir recorriendo mundo.

Y rodando rodando, recta va y recta viene, llegué a Monument Valley, un lugar mágico e impresionante donde te das cuenta de que los espíritus existen y donde también descubres, después de andar arriba y abajo con la cámara de vídeo y de pasar mucho calor, que los indios de allí, los Apache, no beben alcohol y que está prohibido en todo el valle, y que te meten un ‘palo’ de 40 dólares de tasas por dormir allí. Es bonito, pero si vas, échale un vistazo y continúa, porque a mí la ‘broma’ me salió cara.
Ocho meses de ruta

Seattle es una tranquila ciudad fronteriza, con unas carreteras preciosas para montar y gente agradable, está a menos de una hora de la frontera con Canadá. Pasarla fue como coser y cantar, miraron la matrícula de la moto y fuera. Desde allí a Vancouver, un paso, pero esta ya es otra historia.
Más información en www.aliciasornosa.com y en su perfil de Twitter @aliciasornosa
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